Han pasado 18 años desde la muerte del cineasta argentino Fabián Bielinsky, recuerdo claramente que gocé con su película titulada “Nueve Reinas”, que se proyectó en el 5to Festival Latinoamericano de Cine de Lima. “Nueve Reinas” era un guion que Bielinsky había trabajado durante 15 años, un guion que ya había sido presentado en otros concursos pero que extrañamente pasó desapercibido.
Luego de un año apareció otro concurso de guiones en Buenos Aires, un amigo cercano le cuenta a Bielinsky que participara, y le dice: “por qué no te presentas”. Bielinsky respondió: “no, ya lo presenté el año pasado y creo que ni siquiera lo leyeron”. Su amigo que trabajaba como asistente de dirección le responde: “si me lo permites, ya que presento el mío, voy a llevar el tuyo”. A lo que Bielinsky le dice: “bueno, haz lo que quieras”.
Así comenzaría el reconocimiento a uno de los grandes directores del cine argentino. Con su película “Nueva Reinas” ganó 21 premios en diferentes festivales a nivel mundial. Bielinsky decía que “La película es una especie de gran salto de comunicación con el espectador. A mí me interesa el cine, a mí lo que más me interesa —por sobre todos los conceptos temáticos que uno maneja— es el cine. Y explorar las herramientas y usarlas, y disfrutar y encontrar el placer y la belleza de lo estrictamente cinematográfico”.
Entre los trabajos que realizaba también se encontraba la publicidad. Es así que luego de participar en los premios Cóndor de Plata donde ganó seis estatuillas por su película “El Aura”, aparece un viaje a Brasil para realizar un casting para filmar una publicidad. Se hospedó en el hotel Marriot de Sao Paulo. Esa noche la pasó en silencio, sin llamadas y sin pedir nada, curioso detalle, que al día siguiente 28 de junio de 2006, se convertía en el día de la muerte de Fabián Bielinsky.
Ese oscuro día, para ingresar a su habitación el personal del hotel tuvo que derribar la puerta, luego de unos golpes, pudieron ver el cuerpo de Bielinsky sumergido en un profundo sueño; estaba muerto. La cortina de su habitación salía por la ventana acariciada por el tibio viento que apuntaba en dirección a su país, a su Argentina.
Bielinsly dejó una esposa viuda, un hijo de 11 años y dos joyas cinematográficas en el cine argentino.
(Columna publicada en Diario UNO)