Se cumplen 15 años del fallecimiento de Blanca Varela, una de una de las voces poéticas más importantes de Latinoamérica —“de casta le viene al galgo”— ella surgió de un clan de mujeres escritoras. Hija de la premiada poeta y compositora Serafina Quinteras, nieta de la poeta Delia Castro Márquez y bisnieta de la poeta y pianista Manuela Antonia Márquez. Blanca decía: «Mi madre no fue a la universidad, mi abuela tampoco. Eran buenas lectoras, eran personas que habían tenido más bien un tipo de universidad familiar».
La poeta barranquina que vivió en Puerto Supe, hizo amistad con intelectuales de la talla de Octavio Paz, André Bretón, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Henri Michaux y Alberto Giacometti, José María Arguedas y el propio Mario Vargas Llosa.
Tras contraer nupcias, en 1949 viajó a París e incorporó a su marido, el recordado pintor Fernando de Szyszlo, en aquel círculo de pensadores de la primera mitad del siglo XX, en especial al movimiento existencialista francés.
Desde que ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos para estudiar letras, encontró un maravilloso refugio en la poesía de la generación del 50 y logró cultivar amistad con Javier Sologuren, Sebastián Salazar Bondy y Jorge Eduardo Eielson, en cuyos claustros surgió el grupo de “poetas puristas”.
Blanca Varela, nunca se consideró feminista y habitualmente no brindaba entrevistas a los medios; sin embargo, recibió el Premio Octavio Paz de Poesía en 2001 y en 2006 se convirtió en la primera mujer que ganó el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca y al año siguiente, obtuvo el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Cómo olvidar el apoteósico homenaje que Lima Gris le hizo en 2019 con un gran evento en el auditorio de Petroperú. Aquella noche empezó con la proyección de un video con la voz de Blanca Varela, contando su encuentro con Octavio Paz y la anécdota de cómo surgió el nombre de su libro “Ese puerto existe”. Luego siguió un conversatorio sobre su vida. En la mesa participaron Vicente de Szyszlo Varela (hijo), Eloy Jáuregui, Gabriela Olivo de Alba, Gabriel Rimachi y Rocío Silva; ellos ratificaron lo que la poeta alguna vez mencionó: «Creo que la poesía es social en general, está dirigida al hombre, al otro que puedes ser tú mismo, porque la poesía es diálogo».