La web de Lima Gris ha cumplido década y media este mes de diciembre. Entonces, considero oportuno exponer algunos méritos de este medio periodístico tan singular que destaca no solo por el impacto de sus investigaciones más recientes que han detonado incluso en la debacle de regímenes presidenciales como el caso Swing (Martín Vizcarra) o las actividades de Bruno Pacheco (Pedro Castillo), además de innumerables destapes, sobre todo, en el ámbito del Ministerio de Cultura, sino por la diversidad de perspectivas que concita la web en torno a sus columnistas y colaboradores que han ido ganando un espacio propio, aunque siempre respaldados, de alguna forma, por el medio en el que publican.
Se puede disentir de los contenidos que publican o incluso de las formas que usan, pero no del libérrimo ejercicio intelectual que solo este medio periodístico propicia sin ambages ni limitaciones de ningún tipo. Tampoco de la suerte de semillero o espacio de consolidación de diferentes tipos de voces que abarcan desde extranjeros académicos de primer orden como Fernando Bogado, un referente de la UBA, hasta Hans Herrera pasando por Gabriel Rimachi y muchos otros escritores de distinta catadura, categoría e ideología como Eloy Jáuregui y Umberto Jara.
Entre los columnistas hay gente proveniente de todas las ideologías, aunque comparten el interés en hacer del Perú un país mejor que el realmente existente.
El medio enfatiza, sobre todo, la crítica y eso es llamativo pues lo que casi todos los medios tradicionales callan por razones monetarias obvias o los que ciertos medios alternativos ocultan por desviaciones ideológicas que empañan siempre sus vistas, en Lima Gris se expone amplia, cruda y extensamente sin ninguna clase de problema.
Es un referente del periodismo más bizarro (en todos los sentidos), pese a quien le pese, en torno al combate directo, un mérito doble en una sociedad que solo sabe padecer los excesos de sus opresores, alcahuetear las tropelías de los gangsters de la política que son de su predilección o reaccionar pseudoviolentamente por redes sin exponer ni una idea o fundamento al igual que los miles de comunistas que avalaron durante décadas la lucha armada y nunca jamás fueron capaces de tomar las armas ni intentar lo que preconizaban falsamente como la panacea.
La revista impresa y su labor en el ámbito estrictamente cultural es otra historia y en este punto debo ofrecer un testimonio personal pese a que en el entorno anterior debo haber publicado mas de 500 artículos en este medio tan apreciado.
Habiendo tenido la suerte de vivir fuera de Lima casi toda la vida y habiendo guardado, durante años, una ostentosa distancia crítica del medio cultural y literario (poblado de los peores especímenes, sobre todo entre los «invisibles» que pululan a ciegas por todos lados), hallar noticias acerca de un medio en el que la cultura no es solo un objeto de entretenimiento para los esnobs sino un ariete que procura la transformación de la sociedad libre de cualquier forma ideológica retrasada y atentatoria de toda forma de expresión de la libertad fue siempre un descubrimiento bienhechor.
De este modo, descubrir una revista de la calidad de Lima Gris, de la que posteriormente, fui editor durante la temporada 2017-2018, fue tan positivo como atender las publicaciones virtuales en las que siempre con ánimo de revelación y polémica se exponían todo tipo de asuntos culturales e intelectuales.
Tal es así que cuando publiqué Metafísica (libro muy apreciado por algunos entendidos) en 2015 me hicieron la primera entrevista debido a la gestión del poeta chiclayano Stanley Vega en la que formulé críticas sustanciales y, luego, el propio Edwin Cavello me hizo otra entrevista en la que la crítica no fue menos incisiva.
Después y siendo que en las discusiones que teníamos en aquellas épocas junto a James Quiroz frente a medio mundo en Trujillo, un viejo poeta marxista muy apagado de cuyo nombre no es necesario acordarse nos dijo «si tanto desprecian lo que se publica en los medios culturales deberían tomar los medios de prensa …» y siendo que el norte era y es un entorno limitado que copia las frágiles estructuras limeñas argolleras no había mucho margen de maniobra excepto abrir una web para desde allí ejercer una defensa entera de los intereses de la ciudadanía respecto de todos estos temas… eso y coordinar con medios de Lima una activación mayor.
En este orden de cosas, en medio del trabajo en la oficina hallé espacio para escribir y escribir otras cosas y la verdad es que habiéndome retirado de la literatura desde aquellas épocas (lo último que escribí fue en el verano de 2016 y ya se publicará justamente este verano entrante) nunca pude, hasta la fecha, dejar de reflexionar sobre los muchos libros que leí en su momento y por eso conversé con Cavello, como hacen y han hecho decenas de escritores extracapitalinos o limeños que no permanecen en los círculos habituales (¡enhorabuena!) y convenimos en enviar colaboraciones cada cierto tiempo.
Así, propuse un largo ensayo crítico y frontal sobre Hora Zero que fue objeto de una tremenda controversia incluso con el finado Tulio Mora y muchos otros; aunque, ahora, guardo una impresión mucho más severa de aquel movimiento, incluso de aquella primera etapa que ensalcé frente a la deplorable segunda etapa muy bien enfrentada desde la teoría por Palabras Urgentes 2 (y digo desde la teoría porque en la práctica se zurraron en los sólidos argumentos de Ramírez Ruiz y de facto hicieron lo que quisieron con el grupo y con el nombre, etc.).
Luego, la política fue otra manifestación en la que publicamos cientos de artículos que en ningún otro lado podrían haber sido recibidos pues atentaban contra todo y contra todos sin ningún tipo de excepción hasta el borde de publicar casi dejando un día, ¡qué épocas aquellas!
Realmente, uno sentía que estaba en una línea de acción y pensamiento similar a Combat de Camus o cualquier otro medio de ese tipo y realmente eso es lo que en sí pasaba y sigue pasando.
Ahora mismo, además del seguimiento constante de la coyuntura política se está abordando el caso de Joinnus y Machu Picchu donde fuimos los primeros en cuestionar dicha contratación (tanto desde la web como desde el programa de radio) del mismo modo que denunciamos el hundimiento de los famosos restos monumentales que ningún otro medio peruano dio a conocer como tantos otros temas impedidos de acceder al conocimiento del pueblo debido a artilugios y componendas en favor del embrutecimiento o la ignorancia de la gente.
Faltaría hablar con grandes detalles del programa de radio que cubre todos los escenarios descritos todos los viernes de 5 a 6 pm en el 91.5 de la FM, pero ya sería largar otro millar de palabras y debemos dejar este texto en este punto.
En todo caso, espero que sirvan estas líneas como un testimonio y un reconocimiento del valor de Lima Gris en todos los órdenes propuestos, sobre todo el cultural, el del periodismo de investigación y el político.
¡Avanti, popolo!