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10 años de Lima Gris, por Rodolfo Ybarra

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I

Buenas noches, señores directivos de PetroPerú, Buenas noches señores escritores. Buenas noches amables lectores que nos siguen en las redes sociales y en la revista en físico que hoy llega a su nro 19. Muchas gracias por estar aquí con nosotros celebrando los 120 años de un grande de la literatura como es Jorge Luis Borges y los primeros 10 años de nuestra revista Lima Gris. Y claro, recordar primero que Borges también fue parte de una revista importante como Sur de Occidente de Victoria Ocampo.

Me han invitado para hablar de Lima Gris, pero a uno le pica el diente y no podemos, de ninguna manera, dejar de hablar de JLB. Cuando Umberto Eco tenía 20 años, se publicaba en Italia el libro Ficciones en una edición precaria y pequeña de 500 ejemplares y Eco paraba por las calles leyendo en voz alta este fabuloso libro de Borges. Y muchos años después cuando escribe El nombre de la rosa, le rinde un homenaje en el abate ciego, cuidador de libros, que es el personaje Jorge de Burgos. Asimismo, Borges como traductor versionó La Metamorfosis de Kafka y siempre decía que no era La Metamorfosis sino La Transformación. Finalmente, Borges contaba que el coronel Isidoro Suárez, bisabuelo materno que “a la edad de veinticuatro años dirigió una famosa carga de caballería peruana y colombiana que decidió la batalla de Junín”. Y escribió el poema El Perú:

De la suma de cosas del orbe ilimitado

vislumbramos apenas una que otra. El olvido

y el azar nos despojan. Para el niño que he sido,

el Perú fue la historia que Prescott ha salvado.

Fue también esa clara palangana de plata

que pendió del arzón de una silla y el mate

de plata con serpientes arqueadas y el embate

de las lanzas que tejen la batalla escarlata.

Fue después una playa que el crepúsculo empaña

y un sigilo de patio, de enrejado y de fuente,

y unas líneas de Eguren que pasan levemente

y una vasta reliquia de piedra en la montaña.

Vivo, soy una sombra que la Sombra amenaza;

moriré y no habré visto mi interminable casa.

II

Publicar una revista cultural siempre ha sido un desiderátum, una búsqueda cuasi alquimista. Y en las antípodas o en el peor de los casos, es casi como un formar un partido político, con propuestas, ideas, cuadros y llegada a las masas.

Lima Gris nace en el año 2005 en san Juan de Lurigancho y se refunda en el 2009 como propuesta de nuestro director Edwin Cavello, a las que se han ido sumando escritores, periodistas, fotógrafos y otros amigos de las letras.

Cada número de Lima Gris ha sido un esfuerzo sobrehumano y hasta muchos empezaron a pensar mal. Recuerdo que en una presentación, en son de broma, nuestro amigo escritor Eloy Jauregui, refirió que una revista cultural como Lima Gris estaba condenada a no existir y que la lógica de su continuidad nos debería hacer sospechar en lavados de activos o algo parecido.
Y es que invertir en cultura no tiene ninguna lógica y quizás por eso, nuestro país solo invierte una cantidad ínfima que se nos va más en cuidar y refaccionar restos arqueológicos mientras, la cultura viva contrafácticamente muere día a día.

Si ser poeta en el Perú es una desgracia, un dolor en el pecho. Sacar una revista cultural en el Perú es más que eso. Y todavía, peor, darle continuidad. Eso es un imposible.

En uno de sus escritos de 1952, Salazar Bondy dice:

“las revistas son más numerosas que los libros. Es una lógica muy criolla […] La mayoría son capricho de sus autores. Algunas alcanzan a ser interesantes o a tener una difusión que escape de la ridiculez. Contadas tienen calidad de buenas revistas. Ninguna es una publicación extraordinaria por su contenido y presentación, como para parangonarse con las grandes revistas de otros países muy adelantados. Cerca de la mitad tienen una historia que aún se cuenta por meses. Yo me pregunto ¿es que hay tantos escritores como para abastecer semejante ejército de revistas?”

Excelentes revistas culturales solo duraron poquísimos números: Por ejemplo, Colónida solo duró 4 números de enero a mayo de 1916. Y en donde escribieron: de Manuel González Prada, José María Eguren, José Santos Chocano, Enrique Bustamante y Ballivián, Alberto Ureta, y los «colónidos», a saber: Alfredo González Prada, Pablo Abril de Vivero, Augusto Aguirre Morales, Hernán C. Bellido, Enrique A. Carrillo, Antonio Garland, Percy Gibson, Alberto Ulloa Sotomayor y Federico More

La revista Amauta llegó a tener 32 números. Escribieron en calidad de colaboradores y corresponsales connotadas plumas de intelectuales peruanos representantes de un pensamiento vanguardista. Colaboraron Luis E. Valcárcel (Cusco), Alejandro Peralta y Luis de Rodrigo (Puno), Miguel Ángel Urquieta y César Atahualpa Rodríguez (Arequipa) Ramiro Pérez Reinoso (Tacna). Desde el norte hicieron lo propio Enrique López Albújar y Luciano Castillo (Piura), Alcides Spelucín, Antenor Orrego y Carlos Manuel Cox (La Libertad). Desde el exilio colaboró como corresponsal en Europa, Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del APRA. En sus páginas publicaron intelectuales y escritores internacionales como Marinetti, Unamuno, Alberto Hidalgo y, cómo no, nuestro homenajeado Jorge Luis Borges. Asimismo, Amauta sirvió para difundir las nuevas corrientes de pensamiento europeo en el Perú, como el psicoanálisis, cubismo, la nueva narrativa rusa y, quizás, de forma emblemática, el indigenismo.

En el caso de la revista Letras de Jorge Puccinelli, se logrará mantener durante doce años contra todo pronóstico. Por su parte Idea, la revista de Suárez Miraval, Cultura Peruana de José Flores Aráoz, Fanal o Mercurio Peruano de Víctor Andrés Belaúnde tienen su trayectoria. La revista Mar del Sur publicada entre 1948 y 1953 solo estuvo en circulación cinco años y tuvo entre sus colaboradores a José María Arguedas, Raúl Porras Barrenechea, Dámaso Alonso, Mariano Ibérico, Martín Adán, Marcel Bataillon o Corpus Barga.

III

Que Lima Gris llegue hoy día a este número debería celebrarse no solo en Lima, ya que este nombre, siguiendo a Valdelomar, no solo es jirón de la Unión o el Palaís Concert, convertido hoy en un Saga Falabella, sino que Lima Gris (o color panza de burro) es también un reflejo del Perú.

Gracias por estar aquí y un fuerte aplauso para ustedes porque sin lectores no hay libros ni revistas ni país.

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